Israel e Irán protagonizan una de las confrontaciones más intensas en años, con un intercambio de ataques que ha sacudido tanto al Medio O...
Israel e Irán protagonizan una de las confrontaciones más intensas en años, con un intercambio de ataques que ha sacudido tanto al Medio Oriente como a la comunidad internacional. En el marco de la “Operación León Ascendente”, las fuerzas israelíes lanzaron bombardeos estratégicos contra instalaciones militares y nucleares en Irán, alcanzando zonas como Arak, Natanz, Bushehr e Isfahán. La respuesta de Teherán no se hizo esperar: más de un centenar de misiles balísticos y drones fueron dirigidos hacia ciudades clave de Israel como Tel Aviv, Jerusalén, Haifa y Beersheba. Uno de los blancos más impactantes fue el hospital Soroka, donde el ataque dejó decenas de heridos y una cifra que ya supera las dos docenas de fallecidos.
La tensión se ha disparado. Mientras Israel asegura haber eliminado altos mandos militares y científicos iraníes, Irán insiste en que los daños han sido mínimos en sus infraestructuras críticas. No obstante, su gobierno ha cerrado el espacio aéreo y declarado estado de emergencia, al tiempo que lanza advertencias directas a Estados Unidos, Reino Unido y otros aliados de Israel. Las reacciones diplomáticas no se han hecho esperar: potencias como China, Alemania y Rusia piden el cese inmediato de hostilidades y una salida negociada al conflicto.
En medio de este clima bélico, el expresidente Donald Trump evalúa una posible intervención militar, lo que podría escalar aún más la crisis. Organismos internacionales, incluida la ONU, y diversas entidades humanitarias han expresado su alarma ante el creciente número de víctimas civiles y la devastación provocada por los bombardeos. Esta nueva fase de enfrentamientos no solo agudiza la inestabilidad en la región, sino que también reaviva temores globales sobre una guerra de mayor escala.
