El incremento de la pobreza monetaria en Perú representa un desafío significativo para las autoridades, demandando estrategias efectivas par...
El incremento de la pobreza monetaria en Perú representa un desafío significativo para las autoridades, demandando estrategias efectivas para revertir esta tendencia.
El Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) informó que la pobreza monetaria afectó al 29% de la población peruana en 2023, destacando las dificultades económicas que enfrentan millones de ciudadanos. Según el INEI, el 73,1% de los pobres residen en áreas urbanas y el 26,9% en zonas rurales. Además, el 51,4% de los pobres se encuentran en la Costa, el 34,9% en la Sierra y el 13,7% en la Selva. En comparación con 2022, la pobreza urbana aumentó 2,9 puntos porcentuales (del 70,2% al 73,1%) y la pobreza extrema urbana creció 3,1 puntos (del 41,8% al 44,9%).
Más de la mitad de la población en pobreza extrema vive en zonas rurales, representando el 55,1%. Esta tendencia impone un reto significativo para las autoridades, que deben implementar estrategias efectivas para revertirla.
En este contexto, los altos precios de los minerales en el mercado global presentan una oportunidad. Actualmente, los precios del cobre, oro y zinc alcanzan niveles récord. Las autoridades tienen la responsabilidad de manejar los ingresos de la minería con transparencia y responsabilidad, asegurando que los recursos se inviertan de manera eficiente y eliminando la corrupción. Una gran parte de estos fondos debería destinarse a mejorar la infraestructura pública y los servicios esenciales como educación, salud y transporte, con el objetivo de reducir la pobreza.
Oswaldo Molina, director de la Red de Estados para el Desarrollo (REDES), señaló que en los últimos diez años se recaudaron S/ 127,756 millones a nivel nacional por conceptos de canon, sobrecanon, regalías y otros ingresos, de los cuales solo se ejecutó el 63.7%, quedando sin utilizar más de S/ 45,876 millones.
Reducir la pobreza en Perú es un desafío complejo, pero alcanzable. La actual bonanza minera ofrece una oportunidad sin precedentes, y el éxito dependerá de la capacidad para gestionar los recursos públicos de manera transparente, eficiente y sostenible, asegurando que los beneficios se distribuyan equitativamente entre toda la población.
